martes, 9 de noviembre de 2010

CUIDADOS EN CASA: LA TELEVISIÓN Y LOS NIÑOS.

Los videojuegos son programas que están conectados a una pantalla que se practican experiencias irreales, que no se pueden hacer en la realidad. Según las estadísticas, los videojuegos son usados más por niños que por niñas. Los efectos son catalogados como nocivos en estos últimos años. En un porcentage reducido, según algunos autores un 1%, desencadenan en crisis combulsivas en niños con antecedentes de epilépsia, a consequencia  de cambios de intensidad en los colores.
El empleo abusivo de estos juegos puede suponer un desorden grave en la vida de los niños y los adolescentes. Los adictos a este tipo de juegos, empiezan jugando de manera esporádica y esta acaba conviertiéndose en la práctica diaria. Si la adicción va a más el jugador empieza a convertirse en un verdadero ludópata. Estas personas sólo piensan en los videojuegos, y dejan a un lado el contacto con los amigos, la lectura, etc. La excesiva práctica lleva al niño a una uída del mundo real, encerrándose en otro virtual. Toda esa atención causa síntomas de depresión y ansiedad. El uso de videojuegos se relaciona también con un riesgo de sedenarismo en el niño. El sedentarismo ayudado por el consumo de alimentos perjudiciales (chucherias), desencadenan la aparición del sobrepeso y obesidad. Otros síntomas son molestias en los ojos y también pueden producir dolores musculares según la posición que adopten en el modo de jugar. Los efectos dependen del contenido del videojuego .
Pero los videojuegos también tienen efectos positivos: Pueden afavorecer el contacto social y la participación en actividades comunes. Este tipo de juego son beneficiosos a la hora de favorecer la coordinación visual y manual.
El uso de los videojuegos puede ser beneficioso o perjudicial, depende de como los empleemos.
En este sentido se pueden dar algunas recomendaciones:
- Controlar el tiempo dedicado a su uso.
- Vigilar el contenido de los viedeojuegos.
- Potenciar la vida familiar.
- Detectar situaciones de alto riesgo.




Violeta Reig Caldes

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